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¿Está la piel de los niños preparada para incorporar cualquier tipo de cosmético?

Finalizamos agosto, el mes de los niños, pero creemos que el mejor regalo que podemos darles a ellos es información, para que sus familias puedan guiarlos con respecto a la peligrosidad asociada al uso de productos de skin care no aptos para las pieles jóvenes que aún se encuentran en desarrollo.


La estructura cutánea presenta diferencias a lo largo de la vida de un ser humano. Si bien no existe una clasificación unánime, hay un consenso en que la piel infantil es diferente a la de los adultos y, por lo tanto, necesita cuidados diferenciados, de acuerdo con el estado evolutivo en el que se encuentre, para poder mantener el medioambiente interno, actuar como una barrera para evitar la pérdida de agua y la invasión de gérmenes, y dar protección contra los cambios de temperatura, bloqueando además los rayos ultravioleta. Cada una de estas cualidades madurará de forma gradual desde los primeros meses de vida del bebé, aunque el desarrollo completo de la piel continuará a lo largo de los primeros años del niño. Algunas estructuras, como ciertas glándulas sebáceas, no alcanzan la madurez hasta la adolescencia.


La piel del recién nacido es un treinta por ciento más fina que la de un adulto y las células que componen la epidermis (corneocitos y queratinocitos) son de menor tamaño. Es por ello que la piel del bebé es más susceptible a la deshidratación, a los agentes ambientales y a la irritación. Además, la producción de las glándulas sebáceas y sudorales es menor, lo que aumenta la permeabilidad, y el pH normal de la piel es más alto (6,5 vs. 5,5 en la piel de un adulto). Sin embargo, al final del primer año de vida, el pH se ajusta, el estrato córneo estabiliza la hidratación y la función barrera de la piel comienza a reforzarse, aunque no está bien desarrollado el sistema inmunitario y hay menor capacidad de protección contra la radiación solar.

A medida que los niños crecen, la piel se vuelve más gruesa y su barrera protectora se fortalece. La producción de sebo aumenta, lo que puede ayudar a mantener la piel más hidratada. La piel sigue siendo lisa y sonrosada, pero el tejido subcutáneo disminuye y, aunque la capacidad de regeneración de la piel del niño es superior a la del adulto, los niños pequeños a menudo tienen manchas y erupciones de varios tipos (de origen bacteriano, micótico o parasitario), como así también alergias (dermatitis, eczemas, urticaria).


La adolescencia es una etapa de transición caracterizada por una serie de cambios físicos, hormonales y emocionales que influirán hasta el completo desarrollo del organismo. Aquí, las glándulas sebáceas y sudoríparas apócrinas aumentan su producción y secreción, incrementándose la tendencia a experimentar inflamación por infección cutánea (acné). Estadísticamente, 8 de cada 10 adolescentes padecerán de algún grado de acné en la adolescencia. La piel suele ser más firme y elástica que en la infancia, y comienza a mostrar los primeros signos de envejecimiento, aunque esto es más evidente en los adultos.


Cada vez más y más, niños y niñas estimulados por las redes, publicidades, influencers, campañas de marketing, envases atractivos, disponibilidad en el hogar, etc. se inician en el uso de cosméticos que incorporan activos que han sido pensados y evaluados para el uso en cutis que biológicamente, se corresponden con el de pieles adultas. Esta tendencia mundial ha cobrado tanta preponderancia en la Generación Alfa (nacidos entre 2010 y 2020) que ya tiene su propio nombre: el “Efecto Niña/o Sephora”. Esto se evidencia muy marcadamente cuando vemos que hay niñas que, por ejemplo, con 7 u 8 años, prefieren comprar productos de skin care antes que juguetes y mostrar sus reseñas o rutinas de uso a través de redes sociales. 

Si bien esto puede dar la sensación de que es algo bueno que los niños se ocupen desde edades tempranas de su piel, la falta de información que poseen acerca de las necesidades particulares y los efectos irreversibles que el uso de activos no aptos para niños pueden desencadenar, hace que la supervisión y orientación por parte de adultos sea determinante. 



Existen razones fundamentadas desde el punto de vista biológico por el cual los niños no deben utilizar activos diseñados para tratar pieles adultas. Los dermatólogos expresan preocupación al respecto y argumentan: “El uso de activos anti-age como Retinol o ácidos para exfoliación química, pueden ser extremadamente irritantes y agresivos en pieles jóvenes que ni siquiera aún han comenzado a envejecer. A edades tempranas, la respuesta inflamatoria de la piel es mucho más fuerte y, por lo tanto, la probabilidad de desarrollar alergias e hipersensibilidad cutánea aumenta con el uso de activos agresivos y, lamentablemente, las consecuencias podrían ser irreversibles.” 



En Estados Unidos este asunto ya ha tomado mayor relevancia y, por ejemplo, la legislatura de California ha logrado ya aprobar una ley que comenzará a regir el 1 de Enero de 2025, en la cual, la venta o entrega de productos a menores de 13 años de edad que pertenezcan al segmento anti-age y contengan vitamina A o alfa hidroxiácidos (AHAs), incluyendo (pero no limitándose a) ácido glicólico, ácido ascórbico (Vitamina C) o ácido cítrico, queda prohibida y sujeta a punitorios monetarios.


En Argentina, la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT), que depende del Ministerio de Salud, regula los requisitos necesarios para la producción de cosméticos adecuados. En su circular 13/2014 expresa: “Los productos destinados a su uso en niños y bebés deberán contener en la cara frontal de su envase información clara sobre la edad a partir de la cual es adecuado el uso del producto. Además deberán incluir la siguiente advertencia: ‘en caso de irritación suspenda su uso y consulte al médico’; y para el caso de productos de uso familiar, estos deberán cumplir con los requerimientos técnicos fijados por la Disposición ANMAT Nº 1108/99 para los productos de igual categoría infantiles.” 

Un producto cosmético registrado en ANMAT, debe cumplir con ciertos estudios de validación fisicoquímica, sanitaria y de seguridad (también de eficacia en algunos casos). Latena comercializa productos registrados y aprobados por ANMAT y, por ahora, todos nuestros productos están dirigidos a pieles adultas y, por lo tanto, no están testados en pieles infantiles. Creemos que acercar esta información para orientar a las futuras generaciones, es clave para demostrar que lo más importante es mantenernos fieles a nuestros principios y cuidarlos, para establecer relaciones que perduren por generaciones. 




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