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¿Cómo funciona el Ácido Hialurónico?

El ácido hialurónico es un glicosaminoglicano (conjugación de proteína con azúcar del tipo polisacárido) que se encuentra naturalmente en diversas partes de nuestro cuerpo, especialmente en la piel, tejidos conectivos y ojos, entre otros, siendo los hialurónicos de la piel más del cincuenta por ciento de los que se presentan en todo el cuerpo. 


En el órgano cutáneo, las células se organizan en tres grandes capas bien definidas (epidermis, dermis e hipodermis) y en todas ellas éstas obtienen energía, en primera instancia, del oxígeno y de los azúcares. En la dermis, el cemento interfibrilar está constituído por diversos glicosaminoglicanos, y la gelificación de las fibrillas basales hace que la epidermis se separe de la dermis. No obstante, la adherencia de las capas entre sí es sólida, formando epidermis y dermis un todo funcional, convirtiéndose la unión dermoepidérmica (UDE o DEJ en inglés) en una región altamente compleja, la cual contiene una gran variedad de elementos celulares que, a pesar de tener un origen embriológico distinto, interaccionan entre sí, generando diferentes sustancias que mantienen la funcionalidad y homeostasis del órgano más extenso del cuerpo. La trama fibrilar en malla en la dermis y la membrana basal en lo que ya denominamos epidermis, intervienen en la elasticidad, tonicidad y capacidad de defensa mecánica de la piel. Allí, el ácido hialurónico se constituye como un componente mayoritario de la matriz extracelular y es de extrema importancia para la protección de las células, la reparación y cicatrización, la osmorregulación, voluminización y la hidratación. El espesor y la consistencia firme de la piel son factores determinantes en la defensa mecánica. 

Imagen 1: Capas de la piel. Fuente: National Cancer Institute


Por otra parte, la piel es impermeable y permeable al mismo tiempo: su función de separar al medio interno del medio ambiente se cumple, mientras que permite el paso selectivo de ciertas sustancias, a través de interacciones físicas y químicas. El grado de penetración del cosmético, entonces, depende del tamaño, disposición espacial y de los grupos funcionales que conforman cada ingrediente. También de ello se desprende que la forma en que aplicamos los cosméticos influye parcialmente en la capacidad de penetración del mismo, ya que el buen esparcimiento intima el contacto con toda la superficie a tratar.  



Las sales de ácido hialurónico, como el hialuronato de sodio, cuando se encuentran libres, tienen la capacidad de combinarse con agua ya que, al pH de la piel, presentan una alta carga que pueden disipar rodeándose de agua. Consecuentemente, esto permite, por ejemplo, rellenar los espacios entre las fibras conectivas (colágeno y elastina) en la dermis, pero también pueden presentar una acción diferenciada en otras capas. Esta capacidad las convierte en agentes esenciales para el mantenimiento de la estructura cutánea. 


Si bien el cuerpo es capaz de sintetizar este compuesto, las agresiones externas, estadíos biológicos, cambios hormonales y emocionales, pueden afectar el ritmo y calidad de producción de los glicosaminoglicanos. Ha sido demostrado que la respuesta inflamatoria celular, degrada más rápidamente este ácido y, por ello, el refuerzo externo a través del uso diario de productos que contengan derivados del ácido hialurónico permite mantener una mayor disponibilidad en superficie y/o en capas profundas, dependiendo del tipo de activo que incorpore el cosmético utilizado.


Entre los ingredientes cosméticos, existen tres tipos de hialuronatos de sodio, clasificados por tamaño en función de su masa (o peso) molecular. Los de baja masa oscilan los 100 kDa a 600 kDa (Nota: los kiloDaltons (kDa) son unidades de masa a nivel molecular), los de masa media van de 1000 kDa a 1500 kDa y, finalmente, los de alta masa son desde tres veces más masivos que los de baja masa, oscilando entre 1800 kDa a 2200 kDa.


El tamaño molecular condiciona las funciones del activo, ya que, la capacidad de atravesar la barrera cutánea es determinante del sitio de acción. Así, los activos de alta masa molecular son predominantemente filmógenos, ya que permanecen en la superficie de la epidermis formando una delgada capa que le confiere a la piel propiedades suavizantes, lubricantes e hidratantes, impidiendo la pérdida transepidérmica de agua por coordinación en superficie. Asimismo, protege la piel del polvo, la penetración de ciertos gérmenes y, levemente, de los rayos UV. Luego, los hialuronatos de masa media, poseen propiedades filmógenas e hidratantes, similares a los de alta masa y son los más utilizados en la industria cosmética por su relación costo-beneficio, ya que con ellos es posible también una penetración hacia las capas más superficiales de la epidermis, logrando un efecto algo más prolongado que con los de alta masa. Finalmente, aquellos de baja masa, tendrán la habilidad de penetrar hacia capas más profundas, generando presencia en todas las capas de la epidermis, consiguiendo un efecto mayor y más prolongado de reparación e hidratación a lo largo de las capas, favoreciendo una voluminización del cemento interfibrilar y mediando en la respuesta inflamatoria a todo nivel. 


Latena incorpora en sus productos derivados de ácido hialurónico (obtenidos por vías fermentativas cruelty free), ya que consideramos que es uno de los componentes esenciales para una piel saludable y, específicamente, ha sido nuestra elección utilizar el de baja masa molecular, con la intención de lograr un efecto profundo, que si bien pueda ayudar a hidratar en superficie, sea mucho más efectivo a nivel UDE, colaborando en la reparación y redensificación de la piel, reduciendo la pérdida transepidérmica de agua (TEWL) desde dentro hacia afuera.



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